El 14 de octubre de 1987, Jessica McClure, de 18 meses, cayó a un pozo mientras jugaba en el patio trasero de un pariente en Midland, Texas. Una nación cautivada vio por televisión en directo cómo los rescatistas trabajaron día y noche durante 58 horas para salvarla. Los giros tensos y dramáticos de la crisis fueron un evento unificador para los estadounidenses, ya que los temores y la alegría de una familia fueron compartidos por personas de todo el país.