En la periferia antártica, bañada por las aguas más violentas del mundo, hay una isla perdida donde la naturaleza austral sigue intacta, ajena al hombre y su demoledor impacto. Georgia del Sur es un mundo aparte, una tierra barrida por los vientos antárticos conocidos como los Furiosos 50 que obligan a una permanente lucha por la supervivencia.