Argentino Vargas, de 56 años, llega a Buenos Aires. Parado en el hall principal del Teatro San Martín, espera a alguien para que lo acompañe al décimo piso, para una función de la película en la que es protagonista. El alto edificio, sus baños, escaleras, ascensores y talleres, son los verdaderos protagonistas de un misterio encontrado por dos hombres que se sienten extraños en este escenario.