El fracaso de Ramón Budiño, que planea primero el asesinato de su padre y se reconoce después incapaz de llevarlo a cabo, se debe en buena medida a la actitud general de una sociedad que no tolera gestos dramáticos. Sin embargo, el radical desacomodo de clase, creencias, sentimientos, profesión y memoria del protagonista juega también un papel decisivo en el drama.