Inés es una mujer terca y decidida. Sigue un sueño de forma obcecada. La meta que se ha impuesto la aleja de sus seres queridos y la lleva hasta el límite, a transitar por el filo de la navaja. Sin opciones, Inés se ve obligada a continuar su vida en la calle. Camina sin rumbo. Busca y rebusca su lugar en un mundo insensible. Tanto la primera noche que debe pasar en la calle como el primer cigarrillo que toma del suelo son trozos de dignidad que se desprenden de su persona. La marginalidad, el acoso y el desprecio es su realidad. El abismo siempre está al acecho, esperando que Inés se precipite.