En 1989 el realizador José Luis García participó del XIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se realizó en Pyongyang, Corea del Norte. García registró con una cámara prestada cuando Lim Sukyung, una joven activista política, llegó de manera clandestina a la ciudad representando a los estudiantes de Corea del Sur y con el reclamo de la reunificación pacífica del pueblo coreano. Veinte años más tarde, García se reencuentra con ella. Sitiada por el acoso de una sociedad todavía en guerra, Lim Sukyung termina por revelar el profundo e inesperado vínculo que la une a un completo extraño llegado desde el otro lado del mundo.