Es verano, Lola tiene veinte años. Un día se queda dormida en un autobús, se pierde y aparece en un mundo extraño, invadido por la música. Salas de fiesta gigantes, bullicio, gente que viene y va. Emir vive allí, incapaz de amar, atado a su hermano Ismael, como siempre ha ocurrido desde la infancia. Para retardar la separación, Ismael está dispuesto a inventar juegos peligrosos, la droga, el boxeo. Saida es bailarina. Ama a Emir y vive con él y con su hermano desde el principio. Por generosidad, ella le ha seguido en todos sus avatares. No le tiene más que a él y todo le falta, incluso él. Es la historia de esas soledades que se frotan unas con otras en el placer, el baile, la saturación de la música. Y así hubiera podido continuar. Pero Lola ama a Emir. Debido al deseo que siente por él, ella expone su cuerpo, -y, sin quererlo, el de los demás- a un calor olvidado...