Cuando la madre de Jessica muere, le confiesa que ha sido adoptada. La pianista emprende entonces un viaje en busca de sus orígenes que la lleva a una pequeña isla de Nueva Zelanda, donde las autoridades locales no son particularmente útiles a la hora de conseguir información sobre su madre biológica. Como el asunto parece ir para largo, busca trabajo como profesora de piano en la escuela de música de Lidia quien, además, le ofrece alojamiento en su casa. Jessica enseguida entabla una buena relación con ella, su marido Ben y sus hijos Trixie y Oliver, un pequeño genio del piano. A través de ellos conoce también a Álex, el hermano de Ben. Es un cirujano mujeriego que trae de cabeza a todas las mujeres de la isla. Aunque Jessica se le resiste, la atracción entre ambos es evidente. Viendo que ella es una mujer diferente a todas las que ha conocido, Álex se ofrece a ayudarla en su búsqueda. Tal vez pueda encontrar información sobre la madre biológica gracias a sus privilegios como médico.