Un brote de rabia azota al pequeño pueblo donde viven Virginia y su padre Emilio, quien parte del lugar para ayudar a su cuñado Ostrosky ya que su hija mayor, Julia, se encuentra al borde de la muerte. Virginia queda sola en la casa y Anabel, la hija menor de Ostrosky, llega sorpresivamente desmayada. Está afiebrada y debilitada y parece tener los mismos síntomas que su hermana: duerme durante el día y a la noche se desvela. Virginia intenta comunicarse con su padre pero los teléfonos no funcionan. El frío, las sospechas, sueños extraños y el agobio enrarecen la convivencia.