En 1896 vuelven a celebrarse de nuevo los Juegos Olímpicos. Un joven pastor, Spiridon Loues, decide correr el maratón de 26 millas. Una vez en Atenas, se encuentra con Christina Gratsos, una joven de su ciudad, que trabaja como sirvienta personal de Elena Costa, la actriz más glamourosa de Grecia. A pesar de que llega con retraso, sus progresos como del atleta impresionan al entrenador del equipo estadounidense. La actriz anuncia a la prensa que se casará con el vencedor, que confía que será su amante, el teniente Vinardos.