Miguel viaja a Pontevedra, su ciudad natal, con el encargo de registrar las localizaciones para una película. Su viaje lo lleva de regreso al lugar en el que creció, al reencuentro con viejos amigos, pero también, a la posibilidad de una nueva relación: Alicia, una joven enfermera que conseguirá apaciguarlo. Miguel tratará de llevar a término su trabajo aunque casi siempre prefiera grabar a los lugareños con los que se encuentra, los movimientos y los rostros de sus amigos, los trenes pasando o el mar.