Reconfortante como un buen vaso de estricnina; reparador como un caldo con cristales molidos; tonificante como una bocanada de antrax: así es el amor tóxico que nace en esta comedia romántica disfuncional y marciana. Toni, que dice no entender a las mujeres, e Irene, una chica “especial” (por llamarlo de alguna forma) quedan por internet. Una cita que deriva en conversación bizantina sobre amor, sexo (y sexos), batalla dialéctica en la que el desconcierto acecha tras cada esquina.