Bañado en oro Klimt, el amanecer en Budapest arde con mil fuegos. Las aves, diminutas en el firmamento, giran y bailan. La inmensidad y la calma de las apariencias resuenan con el flujo de la tierra. Nuestras entrañas, tomadas por la fuerza de la lava subterránea, nos recuerdan la paciencia. La búsqueda de la luz, la búsqueda del amor comenzará aquí, en las vibraciones con esta carta de imágenes incandescentes, avivadas por las emociones.