François tiene 20 años y ha secuestrado a la pequeña Mado, de once, llevándola al sórdido granero en el que vive. Ni la viola ni pide dinero por su rescate. Lo más extraño es que ella podría intentar fugarse, pero no lo hace. ¿Qué sucede? ¿Por qué el secuestrador parece inofensivo y la secuestrada parece estar segura y tranquila? Cada uno intentará dar al otro un poco del inmenso amor, dulzura y ternura que anida dentro de ellos...