Agosto, una playa del Mediterráneo. Con esas coordenadas, Pic-nic se acerca a un grupo de personajes que parecen haber estado siempre ahí, en su rutina de vecinos de toalla o en el anonimato de la masa que dormita bajo las sombrillas. La mirada de la cámara, pausada e incisiva, convierte un conjunto de escenas cotidianas en una lúcida reflexión sobre el hombre actual y sobre la paradoja en que ha convertido eso que llamamos —quizá ingenuamente— tiempo libre.