Amadeo es un mediocre empleado de banca que nunca alcanzará ese tranquilo nivel económico con el que todo el mundo sueña. Tampoco Fermín tiene muy seguro su futuro; cobra el paro y hace chapuzas vendiendo libros y haciendo contratos de entierros pagados a plazos. Por distintas razones llegan a la conclusión de que el bingo puede llegar a ser la solución de sus males, y ambos personajes se conocen en la cola de entrada a un local del bingo. Aúnan sus esfuerzos pero ni siquiera así logran sacar dinero al juego, pero ya están atrapados por el vicio y siguen jugando aunque para ello tengan que recurrir a todo tipo de trucos para lograr el dinero necesario.