La tranquilidad del campo es irrumpida por el sonido de un fuerte disparo. Bernarda, una mujer de 82 años, vive y ha vivido toda su vida en una casa campesina en medio de las montañas, un lugar que durante ya un tiempo se ha vuelto escenario de conflicto, de una guerra que no es contra ella, pero por circunstancias ajenas ha quedado en medio de ésta. A pesar que la gente de la vereda se ha ido y las constantes llamadas de su hija advierten el peligro que corre su vida, Bernarda ha tomado la decisión de quedarse en su hogar como un acto de resistencia pacífica ante esa guerra que no ve, pero siente.