Al atardecer, las canciones de amor resuenan en los jardines públicos del Palácio do Catete, la antigua residencia oficial del presidente de Brasil. Una orquesta improvisada acompaña a un grupo de ancianos entre 70 y 100 años que cantan para purificar su alma y, juntos, celebran la joya de estar vivos a ritmo de serenata brasileña.