Cosas extrañas están pasando en la costa balear: el olor a orina y sangre, coches de policía y ambulancias que recorren las calles sin que nadie preste atención... Cada año, un millón de turistas ocupan las calles de Magaluf durante el verano. Invaden el espacio público y lo transforman en un parque temático donde todo está permitido. En el Twin Peaks balear, los residentes viven en una absurda tensión diaria entre un ambiente abominable y un verdadero placer vacacional. Magaluf se convierte en una manifestación muy específica del paradigma y la vida del turismo europeo low cost.