Eleonora Moro recibe la noticia del secuestro de su marido con desesperación pero extrema dignidad y se encierra con sus hijos en el más absoluto secreto, confiando en el aparato del Estado para salvar a su marido. A pesar de las garantías de la política, la mujer se da cuenta poco a poco de que su marido corre el riesgo de ser "sacrificado" y pide ayuda al Papa.