Cuando Jane Marple visita Londres siempre se hospeda en el Hotel Bertram, un hotel restaurado, pero que respeta la decoración tradicional, con un servicio impecable y una inequívoca atmósfera de suspense tras cada puerta. Aún así, la señorita Marple no puede prever la violenta sucesión de hechos desencadenados por uno de los excéntricos huéspedes del hotel.