En un lugar indeterminado del País Vasco-Francés, un hombre de espaldas escribe una nota en un papel: es la orden de “levantar un concejal del PP”, dando un ultimátum de 48 horas vinculado al traslado de los presos a cárceles de Euskadi. Si el Gobierno no accede, el rehén será asesinado. 10 de julio de 1997, son las 14:10 horas, Miguel Ángel Blanco Garrido, concejal en Ermua del PP, come en su casa acompañado de su madre y se marcha a su trabajo en Eibar como cada día. Miguel Ángel es abordado por una mujer que consigue que la acompañe unos metros para, más tarde, introducirlo a punta de pistola en el coche conducido por su cómplice.