Marta se reencuentra con su familia gracias a Alma, que logra así lavar su imagen y responsabilizar de todo lo sucedido en el CIM al investigador jefe, ya en manos de Enrique. Con su sobrina por fin en casa, Julia decide marcharse definitivamente del país para dejar de vivir bajo la eterna amenaza de ser descubierta. Con la ayuda de Emilia y de Alex, planea su huida en un transporte clandestino organizado por la resistencia que saldrá esa misma noche.